Latitudes 1: Spanglish















Durante el 2006 escribí Latitudes, una serie de columnas que me pidieron para un periódico latino de la comunidad de Boston y Massachusetts.



Con ese estilo entre telenovelero y baja-línea de los productos que apelan al imaginario del "latino en USA"  -en el cual los rioplatenses no parecemos estar demasiado incluidos-, me divertí mucho escribiendo en primera persona, y siempre me imagino estos textos leídos por Milagritos López.

Una de las primeras fue ésta:
























































































































Spanglish: Talk in español, brother








Los inmigrantes suelen tener un pie en cada cultura, y
el alma hace equilibrio entre la tierra de las raíces y el suelo en el que se
siembra futuro.


Hey, fix me este corazón partido, baby!







La polémica está instalada, y por cierto bien lejos estamos
de pronunciar la última palabra. Cuidado: el Spanglish está vivo, y flota
alegremente en el viento, circula por nuestras vidas, desembarca en las
ciudades, reinventa vocablos y mensajes, reencarna en nuevas palabras o susurra
novedosos significados. 





Fuente del comic: http://colon-3.com/



El
Spanglish no es la mera utilización esporádica de palabras en inglés cuando se
habla español, sino un ingenioso y complejo puente lingüístico entre los dos idiomas. 


Se lo
oye principalmente en las comunidades hispanohablantes de Florida, Georgia,
Texas, California o New York, pero también se escurre en Puerto Rico y algunas
zonas de México, y en menor medida, en el resto de la región. Aunque es
utilizado en dosis muy diferentes, se estima que unas 40 millones de
personas se expresan en Spanglish
. ¿Leíste bien? ¡Casi el 10 por ciento de los hispanohablantes del mundo!





La
pregunta del millón viene a la hora de definir este fenómeno flexible,
caracterizado por su constante renovación: ¿Es un nuevo idioma? ¿Un dialecto?
¿Un código?


La
verdad muchas veces está en las calle, y ahí es precisamente donde nació esta
manifestación parlante de corazones inmigrantes, que no sueltan el idioma natal
pero tampoco se aíslan de la geografía del presente.


Por
cierto, el inglés ha sido en estas últimas décadas un gran proveedor de
palabras tanto para el español, como para otros idiomas, y miles de vocablos
han emigrado hacia Latinoamérica. Consulté a David Epstein
, un experimentado traductor
que a diario se enfrenta con el desafío de la transferencia de significados
entre ambos idiomas, y al respecto nos dice: “
En el
terreno de la informática, mucho más que en cualquier otro, el Spanglish está
presente, y los usuarios de esta terminología no se preguntan si es correcto
utilizarla o no. Sencillamente, la usan. Se trata, lisa y llanamente de una
cuestión de uso
que excede lo que puedan
establecer las normas de prestigio, las citas de autoridad o los gramáticos
insignes en cuanto a la ‘deformación’ del idioma. Una expresión tal como ‘vacunar
la carpeta’ (limpiar la alfombra con la aspiradora por vaccum the carpet)
no se escucha en muchos países de América porque no se entiende. Pero
¿podemos decir que esto arruina el castellano que se habla, por ejemplo, en
Miami? ¿No es una postura demasiado soberbia?”.


Lo cierto es que al margen de las polémicas
académicas, el mercado ya captó el mensaje: hay publicaciones en Spanglish, se
lo incorporó al lenguaje de los medios audiovisuales, hay campañas de marketing
y publicidad que lo utilizan, hasta se generan productos especialmente pensados
para las generaciones biling
ües que lo entienden.





Sus detractores argumentan que es una suerte de español
de “baja calidad”, invadido absurdamente por el inglés. Por ejemplo, Roberto
González-Echeverría, un profesor de literaturas hispánicas de la Universidad de
Yale, que aseguró en el New York Times
que “el Spanglish no es una victoria, es una
capitulación política que indica la marginalización de los hispanos pobres”.





Pero también, el asunto tiene sus ardientes defensores.


Ilan
Stavans
es un
profesor mexicano que trabaja en la Universidad Amherst de Massachusetts, que
decidió crear la primera cátedra de Spanglish del mundo, en la que se realiza
un estudio lingüístico y cultural de la población latina de Estados Unidos a
través de su lenguaje;


también es el autor de  The sounds of spanglish: an
illustrated lexicon.


En una entrevista realizada por el Barcelona Review, Stavans sostuvo que el Spanglish es
uno de los grandes fenómenos culturales de los últimos tiempos: “Existe la
percepción generalizada de que es una ‘jerga loca’, que es la lengua de
aquellos sin acceso al poder. Pero en realidad simboliza la situación de los
latinos de todos los  orígenes, una
rosa de muchos pétalos. Es una suerte de puente para unirlos a todos”, afirma.


Y por cierto, se me ocurre que en este caso, el total es
muchísimo más que la suma de las partes. Quiero decir, el Spanglish es más que
la mera suma de español + inglés, y más que la simple fusión de las dos
culturas entremezcladas.


¿Será una visión del mundo?


Amigos, Let it be!