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Sabor a mi
Agua caliente, una receta ancestral, el perfume a hojas y frutos de la tierra. El ritual de las infusiones cruza el espíritu de América
Infundir -reza el diccionario- es “causar en el ánimo un impulso moral o afectivo”; de esta raíz viene la palabra infusión. Y de las tradiciones de nuestro continente indio devienen estos exquisitos brebajes.
Por ejemplo, el mate, co-protagonista de la vida cotidiana en Paraguay, Argentina y Uruguay.
Los “materos” son fanáticos: consumen litros a diario, e intuyen que les levanta el ánimo. La ciencia no los desmiente.
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| Foto Maria Vetterlein |
En Perú, el té de uña de gato también es una costumbre ancestral y corona la sobremesa de sus manjares gastronómicos. Recientes estudios científicos comprobaron que posee múltiples cualidades curativas.
En Colombia, Brasil y México, el café manda a la hora de levantarse de la cama, pero tampoco falta esta bebida en los otros países de la región; llegó a América en el siglo XVIII y hoy es adoptado masivamente por todos los paladares latinos: “tomar un café” aquí y allá, es sinónimo de reunión.
La globalización chic también hizo su aporte: en donde antes reinaba sólo el té tradicional –Chile, por ejemplo- ahora las alacenas ostentan aromas orientales: té verde, rojo o negro.
Si hay algo para comunicar entre dos ánimas latinas, mejor que sea tacita de por medio.
